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miércoles, 9 de febrero de 2011

LA BIBLIA




Dios creó al hombre y lo puso en un ambiente perfecto; sin embargo, el hombre se reveló contra Dios y falló en llegar a ser lo que Dios quería que fuera. Dios puso al mundo bajo una maldición a causa del pecado, pero inmediatamente puso en acción un plan para restaurar al hombre y a toda la creación a su gloria original.



Como parte de Su plan de redención, Dios llamó a Abraham desde Babilonia a Canaán (aproximadamente 2000 a.C.). Dios prometió a Abraham, su hijo Isaac, y su nieto Jacob (también llamado Israel) que Él bendeciría al mundo a través de sus descendientes. La familia de Israel emigró de Canaán a Egipto, donde se multiplicaron hasta hacerse una nación. 




Aproximadamente en 1400 a. C-. Dios guió a los descendientes de Israel fuera de Egipto bajo la dirección de Moisés y les dio la Tierra Prometida, Canaán, para que la poseyeran. A través de Moisés, Dios le dio la Ley al pueblo de Israel e hizo un pacto (convenio) con ellos: si ellos permanecían fieles a Dios y no seguían la idolatría de las naciones que les rodeaban, entonces ellos prosperarían. Si ellos dejaban a Dios y seguían a los ídolos, entonces Dios destruiría su nación. 


Aproximadamente 400 años después, durante el reinado de David y su hijo Salomón, Israel fue consolidado como un reino grande y poderoso. Dios prometió a David y Salomón que un Descendiente de ellos gobernaría como un Rey eterno.


Después del reinado de Salomón, la nación de Israel se dividió. Las diez tribus del norte fueron llamadas “Israel,” y pasaron cerca de 200 años antes que Dios las juzgara por su idolatría: Asiria llevó cautivo a Israel por el 721 a.C. Las dos tribus en el sur fueron llamadas “Judá,” y ellas tardaron un poco más, pero eventualmente ellas también, se volvieron de Dios. Babilonia los llevó cautivos por el 600 a.C.


Cerca de 70 años después, Dios bondadosamente trajo el remanente de los cautivos de regreso a su propia tierra. Jerusalén, la capital, fue reconstruida por el 444 a.C., e Israel estableció una vez más su identidad nacional. Hasta aquí termina el Antiguo Testamento.


El Nuevo Testamento inicia 400 años más tarde con el nacimiento de Jesucristo en Judea. Jesús fue el Descendiente prometido a Abraham y David, Aquel que llevaría a cabo el plan de Dios para la redención de la raza humana y restauración de la creación. Jesús completó fielmente Su obra: Él murió por el pecado y resucitó de los muertos. La muerte de Cristo es la base para un nuevo pacto (convenio) con el mundo: todo el que tenga fe en Jesús será salvado del pecado y vivirá eternamente. 


Después de Su resurrección, Jesús envió a Sus discípulos a proclamar las buenas nuevas por todas partes, sobre Su vida y Su poder para salvar. Los discípulos de Jesús salieron en todas direcciones proclamando las buenas nuevas de Jesús y la salvación. Ellos viajaron a través de Asia Menor, Grecia y todo el Imperio Romano. El Nuevo Testamento cierra con una predicción del retorno de Jesús para juzgar al mundo incrédulo y liberar a la creación de la maldición.







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